Columna: Telecomunicaciones: competir para innovar

Hoy en el marco de la celebración del Día de las Telecomunicaciones cabe preguntarse: ¿Es realmente competitiva la industria de las telecomunicaciones en Chile? La respuesta dependerá desde el punto de vista en que se mire.

Felipe Simonsohn, director de Regulación y Asuntos Corporativos de WOM.

Si la comparamos con el panorama existente hace tres años, sin lugar a dudas estamos en mejor pie. Hoy Chile cuenta con altos niveles de penetración de telefonía móvil, portabilidad numérica, término de la larga distancia nacional, una mejora significativa de precios y en calidad del servicio, además del reciente reglamento de libre elección de las compañías prestadoras de servicios fijos y televisión en condominios. Ese es el reflejo de un avance tangible en materia de competencia y beneficios al consumidor.

Esto ha permitido un importante aumento anual en el tráfico de datos móviles entre los usuarios, un mayor acceso a tecnología y una reducción significativa de la brecha digital.

LOS DESAFÍOS

No obstante, debemos seguir avanzando para generar un ecosistema de telecomunicaciones pro-competencia. Debemos modificar la regulación para poder permitir un mayor dinamismo de la Economía Digital a través de la diversificación y reconocimiento de mecanismos de pago electrónicos, la transferencia de bienes y servicios de forma remota desde y hacia cualquier parte del mundo, la nueva regulación al teletrabajo, entre otros.

Este nuevo escenario es una oportunidad para fortalecer la competencia en nuestro sector, pensando en el desarrollo de nuevas tecnologías y entregar mejores servicios a clientes cada día más demandantes en términos de conectividad y de defensa de sus derechos.

Debemos desafiar permanentemente el status quo. La irrupción de nuevos actores ha dejado en evidencia que aún es posible ir más allá. El Estado, el legislador y los organismos técnicos tienen un rol fundamental que cumplir para combatir las prácticas que afectan el desarrollo del mercado, la promoción de la correcta aplicación y actualización de las normas y, finalmente, la protección de los derechos de los consumidores.

Solo podremos avanzar en esa dirección al fomentar una mayor inversión en infraestructura de telecomunicaciones, si fortalecemos y actualizamos las asignaciones de espectro radioeléctrico y dotamos al mercado de una mayor competencia. Estamos convencidos que si esos pilares se conjugan de manera armoniosa, podremos desarrollar una industria más competitiva, de mayor calidad, con mayores niveles de transparencia, para promover los derechos de los consumidores y usuarios, respondiendo a los desafíos que Chile requiere.

Al mismo tiempo, necesitamos avanzar en un fortalecimiento institucional que dé cuenta de estos avances.

Por ejemplo, la labor del Sernac cumplirá cada vez un rol más preponderante en la protección de los derechos de los usuarios.

Del mismo modo, reactivar la discusión del proyecto de ley que crea la Superintendencia de Telecomunicaciones podría ser un paso en esa dirección. La especificidad, dinamismo y la mayor penetración de las telecomunicaciones entre los chilenos (telefonía móvil y fija, internet, televisión) justifica la existencia de una institucionalidad como ésta, que cuente con la agilidad, independencia, recursos y capacidad técnica necesarias para velar por el cumplimiento de la legislación entre los prestadores de servicios de telecomunicaciones.

NUEVOS PARADIGMAS

La Cuarta Revolución Industrial, como lo anticipa el economista y fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, dará paso a una radical transformación digital. Y las telecomunicaciones juegan un rol fundamental en este nuevo paradigma. Una sociedad más conectada y digitalizada es un sociedad que está mejor preparada para enfrentar este desafío. La competencia, en tanto, será la única fuente de innovación y beneficios permanentes para los nuestros usuarios.

Chile debe recuperar el liderazgo en este ámbito mediante las actualizaciones legales, administrativas y de política pública, que promuevan de forma efectiva la competencia, haciéndose cargo de aumentar la inversión en infraestructura y facilitando el acceso y promoviendo el uso eficiente del espectro radioeléctrico de los distintos actores. Hemos mejorado, qué duda cabe. En el comienzo de esta administración, la Subtel ha sido clara en definir sus prioridades: lograr más competencia, mayor inversiones y una mejor protección de los derechos de los consumidores.

Compartimos y apreciamos estas prioridades, estamos convencidos en que debemos seguir trabajando para poder contar con un ecosistema pro-competencia en materia de telecomunicaciones móviles, que equipare la cancha entre operadores incumbentes y desafiantes, y que proteja decididamente a los usuarios, y de esta forma ser capaces de avanzar en el cierre de la brecha digital. Así, estaremos mejor preparados como país para la verdadera revolución digital.

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