El Presidente de la Asociación Fintech de Chile, José Santomingo, nos comparte esta columna de opinión:
Hace algunas semanas, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) anunció la realización de mesas de diálogos con diferentes entidades para discutir y avanzar en la regulación Fintech en Chile, una excelente noticia para la industria que se vio reflejada por la participación de varias de las empresas del rubro.
Paralelamente -y mientras acá discutimos nuestro futuro-, en Uruguay se conoció la legislación definitiva para la industria, siendo la tercera que se promulga en Latinoamérica.
El anuncio cayó como anillo al dedo, ya que todo indicaba que íbamos avanzando de forma positiva a nivel regional. Sin embargo, esta última noticia, más que sacarnos sonrisas terminó por preocuparnos más.
Pese a las observaciones y avisos de la industria en ese país, la regulación promulgada consiguió que el 30% de Fintech dejará de operar, debido a la enorme asfixia que generó en ellas la normativa, al fijar límites para el endeudamiento e inversión. Este punto, específicamente, es uno de los que tienen mayor importancia, ya que de él depende el futuro de la innovación e inclusión financiera, y nos hace reflexionar sobre qué tipo de regulación queremos en Chile.
Errores como este y los que poco a poco se han conocido en México y Colombia, donde también existe regulación Fintech, son los que debemos evitar. La CMF se ha mostrado comprometida e interesada en conocer nuestra industria para legislarla, potenciarla y consolidarla.
No hay que olvidar que este modelo es algo que ha tomado fuerza en el mundo. En Chile, ya existen más de 90 empresas, las que se han convertido en una oportunidad de poder ofrecer productos y servicios financieros innovadores, especialmente para aquellos que antes no podían acceder al sistema, productos y alternativas.
Por ello, Chile necesita una Ley Fintech robusta y real, la cual integre normas concretas, que permitan el crecimiento y fortalecimiento en el país, dando respaldo a un sistema que busca innovar e incluir otros actores en el sistema financiero.