Opinión | Nueva Ley de Distribución: ¿El poder en las personas?

Por: Horacio Melo, Fundador y Gerente General de Solarity

Hoy, el sector energético de Chile se encuentra bajo una interesante transformación mediante múltiples cambios como la descarbonización de la matriz, la actualización del denominado precio estabilizado, la diversificación de las fuentes energéticas y el mayor desarrollo de las energías renovables. Junto a estos elementos, se destaca también la discusión de la nueva Ley de Distribución Eléctrica, en desarrollo por parte del Ministerio de Energía y diversos actores, legislación que busca flexibilizar el mercado de distribución y empoderar al cliente final entregándole nuevas alternativas.

En este contexto, existe la necesidad de integrar a este proyecto de ley elementos que ayudarán a impulsar la modernización de la red y brindarán una mayor independencia al usuario dentro de la industria. ¿De qué manera los usuarios podrían obtener algún tipo de autonomía o mayores grados de flexibilidad en el sector energético del país?

En primer lugar, se debe legislar preguntándose como deben ser las redes del futuro. Para esto es necesario que la nueva legislación acoja el concepto de bidireccionalidad en reemplazo de la unidireccionalidad del flujo de las redes que impera hoy y que dificulta la adopción de nuevos modelos de desarrollo energético, como lo es la Generación Distribuida.

La bidireccionalidad es un elemento necesario y habilitante para la integración de nuevas tecnologías y la implementación de nuevos modelos de negocio en beneficio de los clientes finales, pues permite a los usuarios vender o comprar energía de acuerdo a sus necesidades. Este concepto debe ser parte de la nueva ley como un servicio de la distribución, como una obligación de las empresas distribuidoras y un derecho de los consumidores.

Este elemento permitiría una mayor interacción del usuario con la red, dejando de ser un simple receptor de energía dependiente de una sola distribuidora y transformándose a la vez en generador de este recurso, a través del modelo de Generación Ciudadana, la que tiene la ventaja de ser producida cerca de las fuentes de consumo.

Esta mirada necesariamente nos lleva a otro aspecto que debe considerarse en este nuevo marco legal. Para que la bidireccionalidad sea efectiva, es fundamental que exista información certera y transparente sobre el estado actual de las redes de distribución. Contar con el nivel real de las inversiones es el primer paso para aumentar el nivel de confiabilidad de la red – el que es bastante inferior al promedio de la Ocde – y de esta manera mejorar la seguridad y calidad del suministro.

Insertar ambos conceptos en este proyecto de Ley de Distribución, sin duda tendrá un impacto positivo para el mercado energético del país, no sólo logrando una mayor interacción del usuario dentro del sector, sino que también ayudando a cumplir algunas de las metas propuestas por el Gobierno relacionadas con el rubro, tales como fomentar la carbono neutralidad de la matriz mediante el uso de fuentes limpias y fomentando un ecosistema energético fluido y colaborativo entre los principales actores del sector.

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