Por Sebastián Galeazza, Gerente General, Lenovo Chile
La educación tradicionalmente ha sido uno de los segmentos más reticentes a la actualización tecnológica, y una de las principales razones, radica en la diferencia generacional entre sus principales actores: estudiantes del siglo XXI, con docentes del siglo XX, en salas de clases del siglo XI. Lo cual significa que en momentos excepcionales como los que estamos atravesando hoy, se hace evidente la necesidad de contar con una tecnología adecuada, para que las instituciones puedan dar continuidad a la educación de sus alumnos y alumnas a través de medios virtuales.
Sin embargo, debemos considerar que migrar hacia la educación virtual es un proceso complejo de cambiar en un corto plazo, debido al apego a los métodos tradicionales de ejercer la educación que se han aplicado desde hace siglos.
La innovación no solo depende de contar con equipos tecnológicos en el colegio o universidad, sino de transformar las clases, teniendo en cuenta que los estudiantes de hoy son nativos digitales que se caracterizan, entre otras cosas, por acceder a la información de manera inmediata, desde cualquier lugar y con un mínimo esfuerzo.
En consecuencia, el intento fallido de modernizar los modelos de aprendizaje con tecnología ha sido, tal vez, el principal desmotivador para continuar realizando inversiones tecnológicas importantes en el sector educativo
Cuando explota una crisis sanitaria como la actual, queda en evidencia que ya no puede seguirse aplazando el mejoramiento de las herramientas tecnológicas para la educación, tanto en Chile como en el mundo; pues además de estancar su desarrollo y transformación, hace más difícil para el país enfrentar situaciones imprevistas como la que hoy se presenta con el Covid-19, un evento no calculado que al imponer el distanciamiento social, está obligando a las instituciones educativas públicas y privadas a llevar su institucionalidad a la virtualidad para poder seguir funcionando.
Sin duda, este hecho servirá de experiencia e incidirá en la forma en la que los establecimientos educacionales aborden las tecnologías en las aulas, ya que evidenciará a aquellos colegios y universidades que están preparados para abordar esta situación apropiadamente, y cuáles no. Y en el contexto actual tomar decisiones de mejoramiento, más que sólo acciones improvisadas, se volverá un imperativo frente a la responsabilidad que todos tenemos con los estudiantes.
La gran lección dentro de esta inusual situación a la que nos enfrentamos, es que las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, deben prepararse mejor en materias de tecnología desde un enfoque holístico, apoyándose en nosotros como expertos en tecnología, que también tenemos la responsabilidad y el deber de impulsar este tema en conjunto con las instituciones, con el único fin de potenciar este nuevo modelo educativo para que contribuya a una mejor educación tanto global como nacional.