Columna “Transformación Digital: Cocinando en la Nube”

Cuando me preguntan sobre transformación digital, sobre la llegada de la Cuarta Revolución Tecnológica o acerca del uso de inteligencia artificial, cloud, blockchain, ciberseguridad o automatización, entre otras, el primer y gran desafío es lograr explicarla de manera sencilla y fácil para todos.

Una buena analogía para intentar clarificar de qué manera podremos ver o presenciar esta transformación digital de la que tanto hablamos, es la cocina.

Sin ser un experto en el arte culinario, todos sabemos que la cocina es un lugar especial, crucial de casas, restaurantes, pubs, casinos y una lista larga de recintos públicos y privados. Es el motor de eventos familiares. Desde ahí nacen consomés, entradas, ensaladas, platos del día y los que postulan a “7 tenedores”. En síntesis, en la cocina, sea cual sea su tamaño, ocurre la magia necesaria para crear un plato sinigual.

Así sucede también en la nube. Esta red de servidores virtuales que nos permite almacenar y administrar datos es la responsable de que podamos hacer videollamadas en tiempo real, transferencias bancarias electrónicas, promover nuestros productos en una vitrina virtual y hasta colgar nuestras aplicaciones disponibles a un click de nuestros smartphones.

En la nube se escogen y seleccionan los “ingredientes” (sólo los recursos necesarios) desde un universo de posibilidades para llevar a cabo la “receta” con la que se construirá, por ejemplo, un sistema robusto de almacenamiento de datos confiables para transferencias financieras. Por tanto, la “cocina”, dependiendo del total de operaciones a realizar puede ser chica, mediana o grande.

Gracias a la Nube y especialmente a la Nube Híbrida (almacenamiento en servidores públicos y otros privados), la “cocina” puede contar con más o menos hornallas, o más o menos ayudantes para procesar los ingredientes y entregar platos listos y a tiempo, de acuerdo con el número exacto de “comensales”. En el caso de un banco, la nube híbrida sería la responsable de responder ágilmente ante una alta demanda de transferencias online simultáneas evitando que, por ejemplo, un sitio web se caiga.

Sin embargo, la Nube no actúa por sí sola. Necesita ayuda de otras tecnologías disruptivas como Inteligencia Artificial (IA) y Blockchain. Ellas son colaboradores clave en un buen resultado operacional.

Volvamos a la cocina. Todos sabemos que la elección de ingredientes es fundamental para el éxito de una receta. Antiguamente, para determinar la frescura de una manzana, de un grano de café o de cualquier otro producto, un cocinero debía echar mano a su experiencia, a la observación, al tacto. Hoy, además de ello, cuenta con Blockchain, una tecnología que registra información y la encripta en bloques seguros permitiendo conocer el origen exacto de un producto: dónde se plantó, a qué temperatura fue producido, cuándo se cosechó y hasta por dónde pasó para llegar a la mesa de trabajo. Pero no es todo, también permite saber con exactitud con qué cantidad de esos ingredientes contamos, dónde están y en qué estado se encuentran.

La Inteligencia Artificial es otro colaborador fundamental en cualquier “cocina”. A través de su procesamiento inteligente de datos, la IA permite optimizar resultados, entregando información útil para sus cocineros, por ejemplo, sobre las cantidades de un ingrediente necesario, los tiempos o las intensidades de calor para la cocción ideal.

IA

Con un plato ya encaminado, hasta el más experto cocinero recurre a los secretos de sus maestros, a las opiniones de sus aprendices o a las “técnicas de la abuela” para ejecutar su receta. Lo mismo ocurre o debiera ocurrir, en esta nueva era digital. Trabajar con la “cocina abierta”, con códigos abiertos, en la que todos puedan aportar en busca de un plato mejor o, simplemente, destinado a satisfacer nuevos requerimientos de los comensales.

En resumen, ahora el chef no sólo puede realizar la mejor receta gracias a su talento, sino que también a un trabajo colaborativo y a la estandarización de procedimientos. Puede, además, contar siempre con los mejores ingredientes al conocer sus orígenes, manejar su stock, decidir cuándo invertir o determinar cuándo pedir a sus proveedores. Y lo más importante, ahora puede reaccionar al aumento de invitados o a la disminución de ellos, de manera que su cocina está siempre lista para una demanda creciente (o una disminución de ella) utilizando los recursos justos.

Será entonces esa Transformación Digital la que le entregará mayor eficiencia, mejor calidad para sus clientes y la posibilidad de acceder a nuevas oportunidades de negocios. Ese es el mismo camino que debemos adoptar todos, en cada una de nuestras actividades y tal como el cocinero tradicional, reinventarnos, acceder a nuevas competencias y convertirnos en unos Máster Chef Tecnológicos.

Por Jonathan Prosser, Gerente Comercial IBM Chile

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