Columna: La redefinición de las Startups de cara al 2023

Por Ariel Vaisman, CEO y cofundador de RendaloMaq.

Hasta el año pasado y previo al estallido de la Guerra entre Rusia y Ucrania, había liquidez en el mercado y buenas condiciones para invertir. Las tasas de interés eran bajas, por lo que los fondos de Venture Capital tenían incentivos impositivos para apoyar a las startups.

Esto llevó a que durante todo el 2021 y comienzos de 2022 se invirtieran grandes sumas de dinero, y con valorizaciones muy altas, incentivando una tendencia de crecer “a toda costa” para los emprendimientos tecnológicos, independiente de si se generan utilidades.

El modelo consistía en conseguir financiamiento, utilizarlo para ganar participación de mercado y luego ver cómo ser rentable. Sin embargo, la Guerra afectó a todos los negocios alrededor del mundo, provocando una crisis global. Acto seguido, aumentaron las tasas de interés, creció la inflación, y el dinero se hizo más “caro”. Por ende, los inversionistas decidieron mover sus recursos a activos más tradicionales, no tan riesgosos como las startups.

En ese mismo escenario, comenzaron a exigir un mayor retorno a sus inversiones, poniendo como principal desafío para los emprendimientos tecnológicos el acceso a capital. Durante 2022 ha habido una corrección en las valorizaciones, provocando que los inversionistas sean mucho más estrictos en su elección, con rondas de inversión más pequeñas y siendo mucho más exigentes con el desempeño financiero de las startups.

Por ello, hoy las startups no sólo deben tener la capacidad de crecer, sino que deben ser rentables, es decir, que a medida que crezca su negocio puedan ir también generando márgenes para llegar lo más pronto posible al punto de equilibrio. No sólo debemos mostrar una buena idea, sino también que el negocio tenga tracción, crecimiento y sostenibilidad.

Con todo, el panorama es positivo de cara a 2023. Se piensa que la crisis puede durar uno o dos años, pero una vez que la situación toque fondo no tendrá otra salida más que volver al equilibrio. Los inversionistas siguen teniendo recursos, por lo que las startups que logren tener tracción, crecimiento, sostenibilidad y disciplina financiera, van a poder seguir levantando capital.

La valorización de este tipo de empresas no se hace de manera tradicional como sería en el caso de una firma más establecida, donde principalmente se descuentan los flujos de caja futuros y se ve la rentabilidad. En este caso, las valorizaciones son subjetivas, y dependen del equipo, el mercado, la oportunidad, entre otras variables.

Por ello, las startups deben ser responsables con su flujo de caja para extenderla el mayor tiempo posible. Ya no se puede simplemente “quemar” inversión, sino que se debe crecer en la medida que el negocio lo permita. Será necesario poner foco en vender, que los clientes consuman el producto por estar resolviendo un problema real, y en mantener un modelo de negocio sustentable y escalable. En eso se están fijando los inversionistas.

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