Por Francisco Guzmán, director de Claro empresas.
El metaverso es una idea que ha rondado durante años en el mundo de la tecnología, pero que en el último tiempo fue tomada y redefinida por Mark Zuckerberg como un mundo virtual en el que personas de distintas latitudes, representadas por avatares digitales, pueden llevar a cabo diferentes actividades como comprar ropa, ir a conciertos o reuniones de trabajo.
Este escenario abre un mundo de posibilidades para la innovación, ya que tanto los clientes y las empresas podrán encontrarse en este espacio virtual, para propiciar la creación lo que se convertirá en grandes oportunidades para los profesionales del futuro y acelerará el desarrollo de la tecnología inmersiva, la inteligencia artificial y la realidad virtual, entre otras.
En este sentido, las industrias contarán con una especie de cuadro en blanco donde podrán desarrollar su creatividad y capacidad de innovación, sobrepasando los límites de lo concreto. Y no solo para áreas como TI o incluso ingenierías orientadas al desarrollo energético, minería o infraestructura, también profesores, músicos y artistas, entre otros, podrán ofrecer nuevo contenido a sus públicos en este mundo virtual.
Además, como clientes podremos acceder a mayor y mejor contenido. Son varias las industrias que ya comenzaron a trabajar en este mundo de posibilidades. Por ejemplo, hace algún tiempo, un inversionista compró por tres millones de euros un terreno en The Sandbox, un lugar que no existe en el mundo físico, y que se compone de 166 parcelas generadas a través de datos alojados en el metaverso.
La educación tampoco se ha quedado atrás. Desde el inicio de la pandemia, el mundo docente migró de forma acelerada al mundo digital, pero con la dificultad que implicaba perder la experiencia educativa presencial. El metaverso supera con creces esa limitación.
En el reciente Mobile World Congress, Ericsson realizó una demostración de lecciones inmersivas en la universidad, que consistía en un aula donde todos los estudiantes llevan lentes de realidad extendida y la profesora -que en esos momentos viajaba en un tren- podía dictar la clase como si estuviera presente. Los estudiantes la veían en forma de holograma junto a la materia en estudio de fondo.
Podemos encontrar muchos ejemplos más, como en el retail, donde H&M anunció su primera tienda en el metaverso, al igual que ya lo hicieron Zara y Nike. Allí, los usuarios no solo podrán adquirir ropa en el mundo digital, sino que también podrán eventualmente pagar con CEEK, una criptomoneda que opera en la plataforma de código abierto Ethereum.
En Chile, las empresas mineras están buscando entrar al metaverso donde pueden migrar los espacios de interacción como ferias de negocios o desarrollar la exhibición de gemelos digitales (objetos digitalizados), o recreaciones de faenas en operación real, lo que disminuye en gran parte del riesgo que implica la presencialidad en las minas y que es de gran utilidad, ya que permite capacitar y preparar a los equipos en entornos idénticos pero virtuales.
Aunque todavía falta para que este nuevo espacio opere en su totalidad, su terreno digital ya funciona como un activo, por lo que podría revolucionar, en parte, la forma de interactuar, tal como ocurrió con la llegada de internet. áreas como la industrial tiene la gran potencialidad de poder aprovechar este nuevo espacio, accediendo a herramientas impensadas hace pocos años, con nuevos enfoques y desarrollos a la hora de captar clientes, yendo mucho más allá de la presencialidad. Sin duda serán años desafiantes pero llenos de oportunidades a partir de la tecnología, creatividad e innovación.