“Si Lehman Brothers hubiese sido Lehman Sisters no se habría dado la devastadora crisis financiera del 2008”. Esa fue una de las principales conclusiones de Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, tras el desastre económico que el mundo vivió por la burbuja inmobiliaria.
Si Lehman Brothers hubiese sido Lehman Sisters, el banco habría estado liderado por mujeres, lo que no significa necesariamente que hubiese estado mejor liderado, pero claramente habría sido un liderazgo diferente.
¿Y en nuestro país?, ¿cuántas mujeres ocupan espacios de poder en nuestra economía? Nunca hemos tenido una presidenta del Banco Estado, tampoco del Banco Central. No hemos tenido una ministra de Hacienda y entre los líderes empresariales las mujeres tienen escasa presencia, salvo algunas excepciones, como Alejandra Mustakis en Asech. Los espacios femeninos en las organizaciones generalmente están restringidos a las áreas de comunicaciones y marketing.
En pleno 2018, cuando la voz de las mujeres recién comienza a escucharse en el debate público global, luego de la emergencia del #Metoo y la rearticulación del movimiento feminista en Chile, donde la discusión ha tendido a recriminar el acoso, los abusos y la escasez de oportunidades y las dificultades para crecer, es momento de reflexionar, mirar hacia adelante y poner fin a esta larga ausencia de voz femenina.
En este 2018 -el año de la mujeres-, nunca había estado tan vigente y había sido tan importante la igualdad salarial y las oportunidades para ocupar espacios en la toma de decisión laboral y empresarial.
Debemos hacerlo por nosotras y por las que vienen y debemos hacerlo juntas. Pero no basta solo con la articulación de las mujeres. Necesitamos que los hombres también reflexionen sobre como ejercen el poder en los distintos ámbitos y que piensen nuevas maneras de ejercer su masculinidad sin violencia, sin abuso y sin la competencia descarnada.
En un escenario global, donde los científicos nos alertan de una crisis medioambiental sin precedentes, donde la disrupción tecnológica nos lleva a cambios hiper-acelerados, solo puedo pensar que no basta con el movimiento femenino per se.
Necesitamos a los hombres más involucrados que nunca para construir una sociedad colaborativa y equitativa en términos de género.
Las mujeres somos la mitad de la humanidad. En esa mitad hay ideas brillantes, esfuerzos destacables y resiliencia. Pero no basta con el esfuerzo femenino. Esto es relacional y societal. Si los hombres no reflexionan y no se informan es muy difícil que avancemos como humanidad.
Hay países que ya comprendieron esto. Según el World Economic Forum, a pesar de las dificultades que, en general, existen para el desarrollo empresarial de las mujeres, países como Rusia, Australia o Nueva Zelanda se han convertido en un referente del emprendimiento femenino.
Visibilicemos hoy los tremendos aportes que hacen y han hecho las mujeres en nuestro país. Saludemos las iniciativas que ya existen. Construyamos redes. Los liderazgos en solitario no sirven. Trabajemos colaborativamente. Hombres y mujeres.
Tenemos frente a nosotros una oportunidad histórica para pensar y hacer las cosas diferente que debemos ser capaces de abordar todos en conjunto.
Por Carolina Navarrete, Moovshake y miembro Asech