Columna: Por más mujeres en carreras científicas

Por: Javiera Rey, Astrónoma y Doctora en Astrofísica.

Hace pocos días se conocieron los resultados de las postulaciones universitarias 2021 y son
miles las y los jóvenes que comienzan a definir cuál será su futuro educacional de los próximos
años. Como cada marzo, algunos ansiamos ver si hubo resultados positivos en la selección de
mujeres en carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM por sus siglas en
inglés), ya que históricamente se ha producido una baja participación.

Este año hemos comenzado esta etapa con una noticia alentadora, por primera vez en la
historia una mujer logra el mejor puntaje de ingreso a Ingeniería en la Universidad de Chile. Y
es sorprendente porque aunque hay más participación femenina que hace 10 o 20 años, las
mujeres aún enfrentamos grandes dificultades para ingresar a las áreas STEM.

Según las cifras entregadas por el CRUCh en marzo del 2020, el 55% de las personas
seleccionadas para ingresar a la universidad, fueron mujeres. Pero a pesar de ser mayoría,
solo el 10% de ellas fueron admitidas en carreras de Ingeniería y Construcción y el 6% en
áreas de ciencias, muy por debajo de las cifras del 28% y 13 % de los hombres admitidos en
estas carreras respectivamente.

Por un lado, desde la infancia nos vemos inmersas en fuertes estereotipos de género que
muestran las ciencias exactas como áreas masculinas, y la situación tampoco mejora para
quienes logran mantener el interés y la confianza en sí mismas hasta la educación superior. La
validación constante, el síndrome del impostor, las pocas oportunidades de ascenso a
posiciones de liderazgo, la maternidad y el constante temor al fracaso, son solo algunos de los
obstáculos que debemos sortear.

A esto se le suma que en nuestra sociedad sigue muy arraigada la creencia de que tanto
hombres como mujeres deben ser extremadamente inteligentes y contar con amplios
conocimientos y talentos si se quieren dedicar a las áreas STEM. Sin embargo, la realidad es
distinta. Aunque en todas las áreas hay casos excepcionales de genialidad, la gran mayoría
somos personas comunes que hemos desarrollado nuestras carreras en base a esfuerzo,
constancia y metodologías de estudio, y que, por supuesto, no estamos exentas de fracasos.

Tuve la oportunidad de participar como charlista en un festival dirigido a niñas y adolescentes
de 10 a 16 años, donde varias científicas chilenas compartimos nuestras experiencias. Ahí
pude notar el interés por saber más de mis caídas que de mis triunfos, porque al final lo que
más necesitamos todas en momentos de dudas, es que alguien nos dé ese pequeño empujón y
nos ayude a entender que lo importante no es una carrera libre de fracasos, sino aprender de
ellos, superarlos y volver a levantarnos. Hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades
e instancias como estas se deben impulsar para que año a año tengamos más resultados de
admisión universitaria con noticias positivas sobre presencia femenina en las STEM.

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